FEMINISMO Y JUVENTUD
Es interesante observar
el efecto del feminismo entre los jóvenes. En una época de la vida en la que no
abundan las certezas y la inteligencia esta oculta bajo espesas capas de
hormonas, el feminismo proporciona un sucedáneo del raciocinio, algo que podríamos
llamar, posicionamiento. Si se está posicionado respecto a un tema, se da la
impresión de haber tenido un proceso intelectual, pero sin sus riesgos.
Si además el
posicionamiento cumple con la apariencia de modernez, progresía y conciencia
social, es difícil sustraerse a su atractivo, porque es mas guai que tener
una opinión personal, que tiene el riesgo de ser impopular, aparte del esfuerzo sobrehumano que supone llegar a
conclusiones una misma.
El beneficio inmediato de
ser feminista precoz es que el entorno te acepta. Entre las jóvenes seguir la
moda es vital para la vida social. Pero es que además el feminismo ofrece dos
pluses, uno es el de intelectualidad y otro es el de superioridad.
El plus de
intelectualidad proviene de que el feminismo es un sistema argumental y
repitiendo sus mantras parece que se ha estado pensando, aunque no
sea así. Muy conveniente en una época de la vida en la que lo más frecuente es
decir necedades. Prácticamente no hay que hacer esfuerzo, sale solo. No es como el maquillaje o el tacón, que hay que pensarlo.
El otro plus, el de
superioridad, es necesario en unas edades en las que las jóvenes ya han tenido
oportunidad de experimentar las limitaciones, sobre todo físicas -aunque
no las únicas- que su sexo impone, respecto a los chicos, limitaciones que
son las primeras fuentes de percepción de la escasez y frustración que van a
experimentar a lo largo de su vida.
El feminismo tiene abundantes argumentos reductores de lo masculino, suficientes para restablecer la apariencia de un equilibrio de fuerzas o incluso sugerir una superioridad moral e intelectual que pueden exhibir en su trato con varones.
De manera que al hacerse
feministas nuestras jóvenes súbitamente tienen más amigas, son más
inteligentes, son superiores a los chicos y se lo pasan pirata agitando
cartelitos. Ayer eran chicas normales, con granos; hoy son el Faro de Occidente. Que más se puede pedir a una alucinación.
Naturalmente las hormonas
y la estupidez siguen estando ahí y en este caso son aliados de la ideología,
es por ello que el feminismo joven es tan agresivo y ruidoso.
Es
la época gloriosa de gritar consignas, pintarse la cara con eslóganes y
anagramas de colores o exhibir orgullosamente las tetas como si fueran
prodigios.
Parece
activismo pero es el mismo proceso social que en los setenta produjo grandes
cantidades de revolucionarios de discoteca con riesgo hepático o en los ochenta, adictos a
sustancias con alto contenido en alcaloides, por poner otros ejemplos.
La confortable sensación de pertenecer a un grupo exclusivo y excluyente unido a la simplicidad conceptual del feminismo, a esas edades lo hace muy atractivo para las jóvenes y augura magníficos espectáculos de color y sonido en nuestras calles.
Melenas naturales o artificiales pero de hermosos colores pantone, cuerpos estéticamente poco caritativos pero mostrados como un desafío, estribillos pegadizos y hermosamente groseros aullados con sincero entusiasmo es posible que no consigan cambiar la esencia de lo femenino pero prometen cambiar para siempre la estética ciudadana y el concepto de vergüenza ajena.
Adbembow Doe
de Frases Célebres (pendiente de publicación)
de Frases Célebres (pendiente de publicación)
Diáfano
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